Cuenta una leyenda popular que hubo una vez un cuartel militar en un pueblito donde en el medio del patio había un banquito sencillo, humilde y blanco.
Junto a ese banquito un soldado hacía guardia noche y día. Nadie sabía por qué se hacía la guardia del banquito, pero se hacía.
La guardia se hacía todos los días. Los oficiales transmitían la orden y los soldados la obedecían. Nunca nadie dudó, ni preguntó. La tradición es algo sagrado que no se cuestiona ni se ataca, se acata.
Si así se hacía y siempre se había hecho, por algo sería.
Y así siguió siendo hasta que alguien, no se sabe bien qué general o coronel curioso, quiso ver la orden original. Hubo que rrevolver a fondo los archivos. Y después de mucho hurgar se supo.
Hacía 31 años, 2 meses y 4 días un oficial había ido a montar guardia junto al banquito, que estaba recién pintado, para que a nadie se le ocurriera sentarse sobre la pintura fresca.
"Si buscas resusltados distintos, no hagas siempre lo mismo". Einstein.
“Cambien su manera de pensar
para que así cambie su manera de vivir
y lleguen a conocer la Voluntad de Dios,
es decir, lo que es bueno,
lo que es grato, lo que es perfecto”.
(Romanos 12:2)